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Trastornos alimentarios: la anorexia

Posiblemente, la gran mayoría de personas (sobre todo del mundo occidental y sociedades más industrializadas) hayan oído hablar alguna vez sobre los trastornos alimentarios, en concreto la anorexia y la bulimia, La inmensa mayoría de estas personas, saben que se trata de una enfermedad mental en la que la persona (normalmente mujer)se niega a comer, se ve mal y con un peso inferior a lo normal.

Bien, no van mal encaminados, pero no es del todo así.

En el post de hoy hablaremos sobre la anorexia, un subtipo de trastorno alimentario y dejaremos claro qué es y, si me lo permitís, qué rasgos son los que la caracterizan (desde mi experiencia profesional) y cómo se puede ayudar a estas personas que tanto sufren por esa lucha interna que libran 24 horas al día.

¿Qué es un trastorno alimentario?

Si queremos ser fieles a la definición puramente clínica, podemos ceñirnos al manual DSM-V. En él, nos encontraremos con toda una serie de síntomas y caracterísitcas que padecen las personas con esta enfermedad. El diagnóstico es bien fácil: si cumple la gran mayoría de los criterios: el diagnóstico es positivo. Si no es así, no lo es. Y si tienes algunos pero otros no: se tratará de un trastorno alimentario no especificado.

A mi, personalmente, las definiciones de manual no me agradan. No me gusta catalogar a las personas por su patología y prefiero quedarme con la esencia de esa persona, con su caso particular. Examinar sus propias variables personales, ambientales, sociales, sus antecedentes, sus metas...Por ello, me agrada más definir como trastorno alimentario aquella enfermedad que conlleva una disfuncionalidad en la vida de la persona por el temor a la ingesta de líquidos y comida y que repercute muy seriamente la calidad de vida de la persona, afectando a todas sus áreas (social, familiar, laboral, académica, personal...) y en la de los que la rodean. Además, se acompaña de un temor exagerado en la subida de peso aunque la persona esté decidida a recuperarse. Evidentemente, se pueden añadir muchas más caracteristicas como la falta de menstruación, crecimiento de vello, osteoporosis, etc. Pero repito, no tienen por qué darse esos síntomas. Una persona puede padecer anorexia pero no perder la menstruación.

Por tanto, los factores que, (según mi experiencia me ha enseñado) repercuten más a la hora de desarrollar, mantener y sanar un trastorno alimentario en general, son los psico-sociales y personales.

¿Qué es la anorexia?

La anorexia por su parte es un tipo de trastorno alimentario en el que se pueden dar conductas restrictivas (no comer nada) o purgativas (comer para posteriormente, expulsar la comida del cuerpo). Es un trastorno más bien frecuente en mujeres aunque en los últimos años la tendencia también se va inclinando hacia los hombres, tal vez por la repercusión social y mediática de los medios de comunicación por mantener un cuerpo esbelto y moldeado y la nueva generación de hombres "metrosexuales".

Normalmente se suele dar en mujeres con una pubertad muy precoz y que a lo largo de su vida pre- adolescente y adolescente han sufrido algún tipo de problema de autoestima o depresión infantil. No obstante, a veces el detonante es otro: divorcio o separación de padres, nacimiento de un hermano/a, etc. Como comenté anteriormente, se debe tratar caso por caso y a partir de estos antecedentes elaborar un plan de acción que mejor se ciña a la vida de la persona afectada.

¿Cómo se puede tratar?

Desde mi experiencia profesional, no puedo decir que haya un solo método o tratamiento para este trastorno. Desafortunadamente no existe esa pastilla o "cura stándard" que provoque la mejora. Muchos tratamiento se rigen por recuperar físicamente a los pacientes y después tratar el nivel cognitivo, las distorsiones, etc. Otros, recurren únicamente al factor social, es decir, promover las interacciones sociales (cenas, comidas, salidas...) para normalizar la comida.

A mi, no me gusta centrarme en un solo aspecto. Promuevo las necesidades de la persona. Evidentemente, cuando existe riesgo físico absoluto no hay que dudar en poner a la persona en manos clínicas, pero mientras tanto, lo que mejor ayuda (repito, desde mi experiencia) es encontrar ese método personal que le ayude a ir poco a poco en la resolución de su trastorno. Si para esa persona, ponerse media galleta de más es un logro y algo necesario para alcanzar posteriormente, a las dos semanas, comérsela entera: bienvenida sea esa media galleta.

Debemos resaltar que las consecuencias posteriores por desear hacerlo deprisa pueden conllevar a una recaída. Y, tengamos en cuenta que una recaída puede suponer muchos meses de esfuerzo añadido por recuperar peso y eliminar las ideas erróneas sobre la comida y su cuerpo.

En cuanto a las distorsiones sobre su cuerpo, las ideas desvalorizadas sobre sí misma/o y los esquemas rígidos y obsesivos sobre la comida y las rutinas, son aspectos que a medida que el/la paciente va observando y comprobando que los retos que le supone su enfermedad los supera de una manera adaptativa y adaptados a su forma particular, se van descomponiendo y eliminando.

Otro método muy conveniente y fusionado con todo lo anterior, son las reuniones sociales con familiare y amigos...En definitiva, se trata de promover la normalización de la comida a través de eventos donde los/las pacientes observen cómo las personas disfrutan comiendo y compartiendo algo tan social como la comida.

No obstante, aunque parezca sencillo se requieren dos cosas:

1. Tiempo y paciencia: son cambios muy pequeños pero deben ser constantes. Sobre todo la familia, debe tener paciencia y creer rotundamente en estos cambios.

2. Perseverancia y ganas de cambiar por parte del/la paciente: No vale con decir: "lo haré a mi manera y estaré así años". Estamos de acuerdo que es un cambio lento pero no excluye tener que trabajárselo todos los dias. Es como el "gota a gota" hasta que se forma el mar en calma.

Por último. a familiares y amigos, no queda otra que tener paciencia, apoyar y elegir aquellos recursos adecuados a su familiar afectado y no dejar NUNCA de acudir a profesionales aunque hayan acudido a decenas, pues siempre hay un psicólogo adecuado para cada paciente.

Recordar que existen grupos de apoyo y psicoeducacionales para ayudar a sobrellevar esta árdua enfermedad. (podéis informaros en esta misma web e ir comprobando los talleres que se realizarán próximamente).

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