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Todos en la vida hemos sufrido la pérdida de algún ser querido y en mayor o menor grado sabemos qué es pasar por un duelo. No obstante, este fenómeno no solo se produce al perder a un ser querido sino también por la ruptura de la pareja, la pérdida de un puesto de trabajo o incluso de alguna de nuestras capacidades que definen nuestra personalidad o miembro corporal.
No obstante, este proceso de duelo, conlleva una serie desafíos para la persona que le conducirán a una elaboración exitosa o no. Dicho éxito o no, podría determinar nuestra funcionalidad en el desarrollo personañ, vida sentimental, social e incluso laboral.
Los desafíos que plantea la actividad del duelo son los siguientes. Tenemos que remarcar que no son determinantes y que se pueden experimentar tanto en los inicios de la pérdida como en fases avanzadas de éste.
1. Reconocer la realidad de la pérdida: Nos obliga a aprender la lección de la pérdida a un nivel intensamente emocional. También vivimos la pérdida de forma colectiva. Perder a alguien, conlleva relacionarse y comentar las circunstacias con diferentes familiares y amigos, y en esta interacción también entran en juego los niños. Tendemos a "protegerles" de la muerte, evitando hablar con ellos sobre la misma, dándoles explicaciones casi "fantásticas" sobre qué ha sido de la persona fallecida. Esto no debe ser así. Existe la máxima siguiente: si un niño es lo suficientemente mayor como para hacer preeguntas sobre la muerte, también lo es para implicarle y responderle con preguntas adecuadas. Evidentemente, adecuaremos nuestra forma de hablarle sobre la pérdida.
2. Abrirse al dolor: Solemos estar poco dispuestos a abrazar el dolor que provoca la pérdida el tiempo suficiente para aprender las lecciones que nos enseña y a no hacer caso a lo que nos dicta nuestro interior. Si desarrollamos la conciencia que tenemos de nuestras emociones, podremos superar los restantes desafíos que plantea la elaboración del duelo. Contrariamente, si tan solo nos centramos en los sentimientos de tristeza y pena, sería como mirar constantemente el Sol: nos quemaríamos sin remediarlo. En la elaboración de duelo se recomienda alternar los sentimientos de desesperanza, tristeza y/o llanto con la distracción en otras tareas, por ejemplo, domésticas.
3. Revisar nuestro mundo de significados: Podemos utilizar la pérdida como una "llamada de atención" para revisar y renovar nuestras prioridades en la vida. Cambiar el sentido y rumbo de nuestros objetivos primordiales para dar paso a otros que en otor momento nos parecían de lo más banales.
4. Reconstruir la relación con lo que se ha perdido: Los individuos afectados pueden sentirse obligadosa «olvidar» a la persona que han perdido, partiendo de laidea equivocada de que deben «seguir adelante sin miraratrás». Quizá lo más acertado sea decirque la muerte transforma las relaciones, en lugar de ponerlesfin.
5. Reinventarnos a nosotros mismos: Aunque la pérdida de formas familiares, roles laborales y relaciones puede ser desestabilizadora e incluso amenazante, también puede desafiarnos a ampliar nuestras identidades e integrar los aprendizajes que tanto nos han costado y que vienen con la supervivencia.
Como vemos, los desafíos planteados por la actividad del duelo están diseñados con un fin de desarrollo personal, sin más motivación que el buscar sobrellevar d emanera totalmente funcional la pérdida de algo unido a nosotros emocionalmente (una amistad, traslado a una ciudad, etc.). Solicitar ayuda para poder hacerles frente puede ser un recurso muy adecuado para evitar futuros problemas relacionales, personales, mentales e incluso físicos.